Nuestro primer Capitán Optimista, nuestro querido Antonio Cepillo, nos envió este discurso para que se leyera en la IV Gala de los Premios Fundación Hospital Optimista, a la cual no pudo asistir. Unas palabras inspiradoras que siempre nos acompañarán, como su memoria y sus ganas de transformar la sociedad y el mundo sanitario. Nunca te olvidaremos.
Hasta siempre Capitán.
Queridos amigos, capitanes y capitanas optimistas, familia optimista…
Me hubiera encantado poder acompañaros hoy, en un día tan especial. Finalmente, por problemas personales me va a ser imposible, pero os puedo asegurar que de alguna manera estoy aquí, en este foro de grandes profesionales y personas que fomentan la buena práctica, tanto científica, como humana. Y es ésta última, la humana, donde hacemos especial énfasis. Porque no siempre podemos curar, pero es nuestro deber cuidar y aliviar. Usaremos agujas, pastillas, escáner de última generación, pero queridos amigos, nunca olviden que el poder de una caricia, un abrazo o una sonrisa es insustituible.
Enhorabuena mi querida nueva Capitana, es un honor compartir contigo este “cargo”, que de manera innegable es una suerte y un privilegio. Comienza una bonita travesía para ti.
Y a todos ustedes, OPTIMISTAS, les mando el mayor de los abrazos que puedan sentir y que cale bien hondo, siendo mágico, como esta gala que con tanto mimo y tacto preparan los organizadores y patrocinadores.
Les dejo con el lema de mis queridos Guachis de Albacete y que ya es un tatuaje en mi vida: “Gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo”.
No se rindan nunca, yo no lo haré.
Mil besos y Mil sonrisas.– Antonio Cepillo
Releo muchas veces este texto. Supongo que debería darnos ánimos para seguir con nuestras pequeñas causas pero a mí me da siempre ganas de llorar. Ya ha pasado más de un año, pero es igual. Yo no conocía a Antonio Cepillo, el “capitán optimista”, pero su trabajo y su persona han sido una fuente de inspiración para mí. Un verdadero capitán pero en otro campo de batalla, igual de injusto, que te toca y ya está, sin tú pedirlo. Al principio pensaba “Ves? Los buenos siempre se van, no merece la pena pelear”… pero luego releo esto y creo que si ha sido capaz de llegar tan lejos sólo con sus palabras y su ejemplo es porque tiene razón. Somos gentes pequeñas, pero podemos hacer cosas. Hoy me he quedado triste pero mañana sigo con la tarea, Capitán! No he podido decírtelo pero gracias simplemente por ser tú alguna vez en algún lugar…