La inteligencia emocional en los equipos sanitarios

La inteligencia emocional en los equipos sanitarios

 

El último miércoles de julio Florent y Alberto se reunieron virtualmente para ofrecernos una nueva conversación en torno al tema propuesto en el último módulo presentado en el campus de la Fundación Hospital Optimista: la inteligencia emocional* 

Y para hablar de ella, y de cómo gestionarla adecuadamente puede ayudar a los profesionales de la salud, contaron con la participación de Miguel Ángel Díaz, el profesor que ha impartido este módulo online.  

Miguel Ángel es psicólogo, especialista en RRHH y prevención de riesgos laborales; además es presidente de ASNIE (Asociación Nacional de Inteligencia Emocional), una organización que pretende difundir y promover el uso de la inteligencia emocional en la sociedad.  

La gestión de las emociones es especialmente importante para las “personas que trabajan en contacto con personas” y en particular para los sanitarios que lo hacen con pacientes y sus familias, que se encuentran en situaciones de especial vulnerabilidad… que no están en su mejor momento anímico. Para los sanitarios esto supone una carga emocional muy intensa que puede ir erosionando a los profesionales si no logran gestionarlo bien. 

 

El libro de Goleman 

Para comenzar la conversación, Florent recordó su primer contacto con la inteligencia emocional a través del libro “La práctica de la inteligencia emocional” de Daniel Goleman. En esta obra de finales de los 90 el autor americano presenta este nuevo concepto.  

Florent recordó los factores determinantes de la inteligencia emocional que estableció Goleman:  

  • Conocer las emociones propias y las de los demás 
  • Gestionar las emociones propias 
  • Automotivarse 
  • Relacionarse adecuadamente con las personas 

 

La inteligencia emocional en los equipos sanitarios 

Florent quiso conocer el punto de vista de los sanitarios a través de la opinión de Alberto, que confirmó que esta es una de las claves para lograr un bienestar en el trabajo. Alberto puso el ejemplo de los vasos comunicantes: 

Si no somos capaces de analizar nuestro comportamiento en el trabajo y no lo relacionamos con el resto de facetas de nuestra vida, es difícil cambiar las cosas

Alberto también hizo una comparación entre la inteligencia emocional y una receta de cocina: Todos tenemos los ingredientes, pero la clave está en la cantidad y del equilibrio de los condimentos. 

Alberto nos contó cómo, durante mucho tiempo, dentro de los hospitales se ha dado importancia a los conocimientos técnico-científicos, pero se han dejado un poco de lado esos factores más intangibles pero que pueden ser claves para evitar situaciones como la del burnout, que afecta a tantos profesionales de la salud.  

En este sentido, es importante que los líderes del sector sanitario se hagan responsables de su propia situación y la de sus equipos, incluyendo una gestión consciente de la inteligencia emocional: manteniendo los ojos bien abiertos y cuidando de las emociones. 

Florent quiso conocer de la mano de Miguel Ángel, como experto en recursos humanos tanto en el mundo empresarial como en el sector sanitario, las diferencias que existen entre el mundo corporativo y el de la sanidad; y el lugar que tiene la inteligencia emocional en ambos sectores. 

 

Herramientas sencillas para gestionar la inteligencia emocional 

Miguel Ángel nos contó que, en general, “a la gente se la contrata por sus conocimientos y se la despide por su falta de habilidades”; y es que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que hace al profesional mejor, más efectivo.  

También apuntó que, en los más de 20 años que han pasado desde la publicación del libro de Daniel Goleman que Florent citaba al comienzo de la conversación, el término “inteligencia emocional” ha envejecido mal… que se ha invertido poco en aterrizarlo, generando herramientas sencillas y útiles para los profesionales, tanto sanitarios como de otros sectores. 

Destacó el papel de los consultores y formadores que pueden facilitar ese acceso a ese conocimiento y trasladar la teoría a la práctica más inmediata del día a día en las organizaciones, convirtiendo ese conocimiento teórico en recursos fáciles de entender e implementar. 

Entre las herramientas que ofrece Miguel Ángel en el módulo ¿Cómo cultivar tu inteligencia emocional para mejorar tu bienestar en el trabajo?  del campus FHO está el “medidor de estados anímicos” (mood meter) que nos ayudará a identificar qué estamos sintiendo en un momento determinado, discernir si esa emoción nos puede ser útil o no, comprender cuál es su significado y el motivo de su aparición, y finalmente, aprender a gestionar dichas emociones de una forma correcta. 

 

Lo primero: identificar nuestras emociones 

Cualquier emoción, está compuesta por dos factores fundamentales: Una determinada cantidad de energía (hay emociones que nos activan más que otras) y una determinada cantidad de agradabilidad (hay emociones que resultan más agradables que otras).  

Las emociones no son solo buenas o malas… 

Si nos acostumbramos a calibrarnos de vez en cuando y nos preguntamos ¿Cómo estoy de energía ahora mismo de 0 a 10? Y ¿Cuán agradable es lo que siento ahora mismo de 0 a 10? Seremos capaces de encontrar las coordenadas que caracterizan a nuestra emoción, identificando la etiqueta que define lo que estamos sintiendo en estos momentos. Así seremos capaces de verbalizarlo y explicárselo a los demás. 

Además, una vez identificado lo que sentimos, podremos reflexionar sobre cómo nos condiciona eso que estamos sintiendo ahora mismo en nuestro comportamiento, puesto que nuestras emociones, nos invitan a responder de una manera determinada en situaciones concretas. 

Por ejemplo, si identificamos que estamos sintiendo enfado o ira y nos preguntamos ¿Para qué me puede servir esto que estoy sintiendo ahora en lo siguiente que voy a hacer?  

Las emociones contienen información en su interior:  surgen por un determinado motivo (desencadenantes) y siguen una serie de pautas concretas. Aprender a extraer toda esta información resulta clave para entender muchas situaciones a las que nos enfrentamos y tomar mejores decisiones.  

Miguel Ángel nos contaba que nuestros estados emocionales condicionan parte de nuestras habilidades cognitivas: la emoción que sentimos puede, por ejemplo, afectar nuestra capacidad creativa, nuestra capacidad de sonreír, de escuchar, de recibir feedback… Comprender de dónde viene este estado emocional es fundamental para abordarlo y potenciar nuestras habilidades. Para ser más efectivo y productivo. 

 

Conversación de optimistas. Inteligencia emocional 

La compasión 

Florent recalcó que la inteligencia emocional no solo sirve a los sanitarios para interactuar con sus compañeros de equipo, sino que también les ayuda a mostrar compasión hacia los pacientes: esa capacidad de entender el dolor ajeno y además actuar para aliviar ese dolor. 

 

 

 

 

La productividad en el entorno sanitario 

Miguel Ángel señaló que, en lo que concierne a la productividad, en la sanidad podemos quedarnos en un punto de vista meramente objetivo: número de pacientes diagnosticados y tratados. Pero también podemos ir más allá y observar una productividad subjetiva en la que los pacientes reconocen una calidad en el trato que reciben.  

Miguel Ángel citó algunas de las herramientas que nos ayudan a cultivar nuestra inteligencia emocional y que explica en detalle en el módulo del campus FHO. Y también nos dejó una frase que nos invita a profundizar en el autoconocimiento de nuestros sentimientos: 

         Para recibir hay que dar y para dar hay que tener… y uno da lo que tiene dentro.  

Por eso debemos cuidar eso que tenemos dentro desarrollando esa inteligencia emocional que nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos. 

 

*La Inteligencia emocional es la habilidad para reconocer y manejar los sentimientos propios y ajenos. Una alta Inteligencia Emocional favorece en gran medida las relaciones sociales y está detrás del éxito personal y profesional. 

 

¿Cómo llevar el optimismo a los hospitales? 

¿Cómo llevar el optimismo a los hospitales? 

Lanzamiento de la versión digital de Soñando con un hospital optimista 

El pasado 31 de marzo disfrutamos de una conversación de optimistas muy especial… Cuando se cumplen tres años de la publicación de Soñando con un hospital optimista; la Fundación Hospital Optimista lanza la versión digital en inglés, francés, portugués, alemán y chino, además, por supuesto, de en español… De este modo acortamos las distancias acercando las enseñanzas del colibrí y el Capitán Optimista a los sanitarios de todo el mundo. 

En la conversación de optimistas de ayer, acompañando a Alberto Sansón y a Florent Amion, estuvieron José Fonseca Pires (coautor del libro) y Nuria Sardá, adjunta a Dirección del Hospital Universitari Sant Joan de Reus  y responsable del área de la Ciudadanía, Calidad y Responsabilidad Social. 

 

Cómo surgió la semilla de Soñando con un hospital optimista 

José y Florent rememoraron cómo nació la idea de escribir un libro que ayudara a las personas que quieren cambiar los hospitales desde dentro, con herramientas para lograr ese cambio y que pusiera en valor las buenas prácticas que ya se estaban llevando a cabo en los centros sanitarios. 

A partir de este proyecto que Florent mostró a José, unieron fuerzas para redactar un libro que tradujera el léxico de las organizaciones a un lenguaje mucho más accesible para cualquier persona que trabaje en un hospital: una obra de divulgación que presentase de forma sencilla las herramientas más modernas en gestión de organizaciones, centrándose en la gestión de las organizaciones sanitarias. 

José señala que uno de los principales puntos en los que estuvieron de acuerdo desde que comenzaron a avanzar en la redacción del libro, es que este debía centrarse en el “para qué”, el propósito que lleva a algunas personas al sector sanitario 

José también comentó que este libro tiene como público el mundo sanitario, incluyendo todos los grupos profesionales que lo conforman: no solo los dedicados a funciones más puramente médicas o sanitarias, sino también a los que están detrás: gestores, administrativos… pero que en todos los casos sueñan con ofrecer servicios sanitarios más humanos. Que, sin dejar de ser eficientes, sean además cercanos y amistosos sin dejar de lado la innovación y el desarrollo. 

Florent apuntaba que otro de los objetivos del libro es romper los silos que se producen en los centros sanitarios, en los que las diferentes ramas profesionales encuentran dificultades para colaborar entre sí a causa de la propia complejidad de la estructura hospitalaria. Esta compartimentación no ayuda a lograr ofrecer la experiencia paciente que sería deseable. 

Por todo ello, el libro va dirigido a cualquier persona dentro de las organizaciones sanitarias, con especial atención a aquellos que tienen responsabilidades y a la alta dirección, que tiene capacidad de elección y son responsables finales de muchas de las cosas que suceden en los hospitales. 

 

Un libro más de actualidad que nunca 

Alberto quiso saber si a pesar de la situación excepcional vivida en los hospitales en el último año (con cambios, en ocasiones, disruptivos) debido a la pandemia, el libro seguía vigente 

José no dudó en afirmar que el tiempo pasado desde la publicación inicial del libro y la pandemia ponían “Soñando con un hospital optimista” aún más de actualidad que hace tres años 

Hoy, más que nunca, se pone de manifiesto que el sistema está en crisis: los pacientes necesitan una atención humanizante y humanizadora, los profesionales están al borde del burnout y todos ellos necesitan están visión optimista que transmite el libro, del que se pueden extraer lecciones que nos ayuden a salir de esta situación límite. 

A través de preguntas que invitan a una reflexión profunda, se llega a las recetas que pueden servir a nivel individual para aquellas personas que están al borde del burnout; replanteando el propósito de cada miembro del hospital y reactivando la motivación que en origen impulsó a esa persona a elegir una profesión sanitaria 
El libro no hace más que presentar y divulgar a través de un lenguaje sencillo y las coloridas ilustraciones de Fernando Jiménez, lo que dice la ciencia al respecto invitando a la reflexión para el cambio.  

 

Los “superpoderes” de los sanitarios 

En referencia a los “superpoderes” que en el libro se atribuyen a los sanitarios, José citó uno que todos tenemos y que a veces olvidamos por la presión o el cansancio: se trata de nuestro deseo de ser felices y de que la puerta de la felicidad abra hacia afuera. Cuando damos a los demás lo mejor que tenemos, esto nos llena de felicidad. Trabajar cuidando y ayudando a las personas enfermas es un privilegio. Ese servicio a los demás nos enriquece. 

Florent citó el agradecimiento como otro de esos “superpoderes” que llevamos dentro y genera bienestar tanto para los propios sanitarios como para sus compañeros de trabajo y para las personas a las que cuidan. Cuando nos paramos a observar lo bueno que hay a nuestro alrededor todo se transforma y cobra sentido. 

Tanto Florent como José recalcaron la importancia de cuidar a quienes nos cuidan (con especial atención a la gestión que se hace de los equipos humanos desde la dirección del hospital), y que ellos mismos sean conscientes de su necesidad de descanso y de reponerse, sabiendo dónde están sus límites y poniendo el foco en su propia salud y su bienestar, ya que, si no es así, no estarán en forma para ejercer su profesión. 

 

La experiencia del Hospital Sant Joan de Reus 

Nuria Sardá es adjunta a Dirección del Hospital Universitari Sant Joan de Reus y responsable del área de la Ciudadanía, Calidad y Responsabilidad Social. Hace algo más de un año vio en la página web de la Fundación Hospital Optimista una de las galas de entrega de premios y pensó que esta filosofía era la que ya entonces estaba presente en su hospital 

El plan estratégico que habían desarrollado en el Hospital Sant Joan fomentaba el trabajo conjunto de pacientes y profesionales. Marcaron un perfil de un profesional tipo teniendo presente la misión, visión y valores del centro, haciendo que los profesionales se involucren en puntos como saber trabajar en equipo, estar abierto a las innovaciones, poner el paciente en el centro, ser corresponsable… y esto les sirvió para conocer a las personas que se ocultaban tras los profesionales, sacando lo mejor de cada uno. Y a que los profesionales se sintieran orgullosos de trabajar en el hospital, aumentando el sentido de pertenencia. 

Cuando estaban poniendo en marcha este plan estratégico, conoció el libro y se sintió tan identificada con lo que encontró entre sus páginas, que regaló 5 ejemplares a sus colaboradores para compartir con ellos esta visión. 

Nuria recalcó la importancia de fomentar la confianza de forma transversal entre todas las personas que trabajan en el hospital evitando las críticas negativas y el achacar los fallos a los demás servicios, ya que trabajando con la vista puesta en un bien común se avanza mejor.  

Nuria compartió algunas de las acciones que llevan a cabo en el hospital y que tienen como fin cohesionar a los miembros de la organización, dando protagonismo a unos y a otros para que se conozcan mejor entre sí y evitar así los silos. 

En su hospital están abiertos a todas las propuestas, como por ejemplo la una auxiliar de clínica que propuso incluir en la bandeja de desayuno de los pacientes enfermos de COVID una frase para animarlos. El servicio de cocina acogió la idea sin problemas y desde entonces la bandeja de desayuno se ha convertido en una forma más de comunicarse con los pacientes, invitarles a participar en actividades, felicitarles las navidades, etc. 

Alberto cerró la conversación diciendo que libros como este son imprescindibles porque necesitamos poner el foco en las acciones que propone; porque esa forma de relacionarnos en el hospital debe ir en la línea que marca el libro: inspirando confianza. 

La pandemia pasada… ¿Qué ocurre con los sanitarios?

La pandemia pasada… ¿Qué ocurre con los sanitarios?

Una situación límite para los sanitarios

Durante varias semanas, entre los meses de marzo y mayo de este año, la saturación del sistema de salud puso a la Sanidad Pública en una posición que podríamos calificar de catástrofe sanitaria.

Durante el periodo álgido de esta crisis, los sanitarios se enfrentaron a situaciones de estrés similares a las experimentadas en misiones de ayuda humanitaria. Con el agravante de estar viviendo esta situación cerca de sus familias.

Ese estrés provocado por la presión asistencial era involuntariamente compartido por los sanitarios con sus seres queridos. Y a esto le podemos sumar el temor de caer enfermos y contagiar a su vez.

De este modo, el espacio de vida que hasta unas semanas antes de la pandemia percibían como un lugar seguro, se convierte en inseguro e impredecible.

Crisis sanitaria = catástrofe sanitaria para los profesionales

Si definimos catástrofe como un acontecimiento en el que una sociedad vive en peligro severo sufriendo pérdidas humanas y materiales, y en que la estructura social se rompe; la crisis provocada por la pandemia de la COVID 19 en España puede asimilarse a una situación de catástrofe.

El hecho de estar asistiendo a los enfermos y salvando vidas puede incrementar la sensación de control y de tener una misión que ayuda a hacer más llevadera la situación y a evaluarla de un modo menos negativo.

Además, los movimientos colectivos de empatía y reconocimiento hacia los profesionales implicados han fomentado la sensación de identidad y pertenencia a un colectivo apreciado y admirado por la sociedad. Los sanitarios se han sentido eficaces y apoyados por la comunidad.

No solo han sido los aplausos con los que la sociedad agradecía cada tarde la labor de los sanitarios; también han surgido iniciativas altruistas y solidarias con aquellos que estaban sufriendo las consecuencias sanitarias y económicas que ha acarreado esta crisis. Bancos de alimentos y redes solidarias de apoyo han surgido en toda España demostrando que en los momentos más difíciles se alzan las manos dispuestas a ayudar.

Un análisis tras la catástrofe

Pero terminados los momentos más duros de la pandemia, se debe seguir  atendiendo  a  las  fases  posteriores  de  adaptación  y reconstrucción. 

Para ello, es  fundamental  orientar unas líneas  estratégicas  de  actuación psicosocial y comunitaria con los sanitarios que vivieron la crisis en primera línea.

Es por eso que Maite Martín-Aragón Gelabert y Mª Carmen Terol Cantero, del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la Universidad Miguel Hernández han elaborado un análisis DAFO que pretende orientar una investigación-acción participativa que sería recomendable realizar junto a los profesionales concernidos.

Análisis DAFO de la situación tras la pandemia

Análisis DAFO

Debilidades

Agotamiento provocado por el estrés mantenido durante la fase de reacción a la catástrofe, una experiencia jamás vivida por la mayoría del personal.

Efectos retardados que dejarán los duelos pendientes

Valoración posterior de los comportamientos profesionales realizados bajo presión.

Aunque la mayoría de los profesionales que han vivido una situación laboral impactante se recupera, un  pequeño  porcentaje  es  susceptible  de  desarrollar  o  mantener síntomas de estrés postraumático a largo plazo.

Para atajar esas debilidades será fundamental implementar protocolos de intervención con personal sanitario.

Amenazas

El foco de apoyo y respaldo social que en su momento estaba puesto en los profesionales y en el sistema  sanitario  como  eje  salvador  de  esta  situación,  se  desvía  hacia  la  recuperación económica y la búsqueda de responsabilidades políticas por la gestión.

El valor de la sanidad pública pasa a un segundo plano.

Habría que diseñar estrategias de relevo, donde el personal de primera línea transfiera a otros equipos de trabajo y representantes laborales la continuidad de la puesta en valor de los cuidados a la población y la importancia de  contar  con  un  sistema  sanitario  público  fuerte,  adecuadamente  dotado  de recursos materiales y humanos con los que afrontar este tipo de emergencias sanitarias. 

Fortalezas

Será fundamental promover a largo plazo las fortalezas que se desarrollaron durante la pandemia:

  • valor del apoyo social y el sentido de comunidad
  • reconocimiento a la valía de la sanidad pública y sus profesionales
  • renovación de la percepción social que, con su labor actual de entrega y cooperación, están recuperando los profesionales que desarrollan su trabajo en torno  a  los  cuidados  de  la  salud

Tanto  para  prevenir  y  paliar  las  amenazas como  para  promover  e  implementar fortalezas, es fundamental llevar a cabo acciones comunitarias de sensibilización y concienciación social de la valía de estos recursos humanos y materiales.

Tanto los colectivos profesionales (colegios profesionales, sociedades científicas, etc.) como las instituciones y órganos de gobierno son actores fundamentales en esta tarea.

Oportunidades

La situación vivida supone  un  desafío  de  reflexión  y  revisión  de  contenidos  académicos y  de formación continuada por parte de los profesionales sanitarios y también para quienes diseñan los planes de formación académica.

Esta reflexión debería redundar en la puesta en valor de la preparación previa (técnica y psicosocial)  a acontecimientos  catastróficos  o  emergencias  sanitarias.

El desafío de lograrlo

Como indica este análisis, debemos afrontar el desafío que nos ha impuesto esta situación y aprovecharlo para hacer un ejercicio de reflexión sobre las armas de las que disponemos para hacer frente a este tipo de situaciones que podrían repetirse en el futuro.

No podemos aceptar que los profesionales de la salud sean víctimas de una situación a la que podrían enfrentarse si disponen de las herramientas adecuadas.

Si no lo hacemos, veremos un empeoramiento de la salud psicosocial de las organizaciones sanitarias con aumento del burnout y la ansiedad de nuestros profesionales, lo que no puede dejar de repercutir en los pacientes.

Si queremos seguir teniendo el orgullo de decir que el nuestro es uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, debemos cuidar, hoy más que nunca, de su principal activo: sus profesionales