Grandes equipos sanitarios. Equipos con corazón

Grandes equipos sanitarios. Equipos con corazón

Lograr que una unidad o servicio sanitario se convierta en un verdadero equipo que funciona como tal (con todo lo que esto implica), es uno de los mayores logros que puede obtener un mánager sanitario. 

Para charlar sobre cómo conseguirlo, contamos esta semana con Miguel Ángel Díaz que nos acompañó en nuestra conversación de optimistas mensual. 

Fue la ocasión de repasar los puntos más relevantes del módulo que hemos lanzado en el campus fho este mes de febrero:  Claves para formar un gran equipo en el entorno sanitario. 

La responsabilidad de liderar un equipo 

Como mánager sanitario que es (director médico en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete), Alberto nos habló de cómo fue asumir esa responsabilidad, especialmente en el momento de acceder a ella, y lo resumió precisamente con esa palabra: “responsabilidad” al hacerse cargo de ese papel de “pegamento emocional” que supone tener un grupo de personas que coordinar. Y la comprensión de que, independientemente de las dotes innatas de liderazgo que tenga cada persona, un mánager debe formarse para conseguir aportar a su equipo. 

Humildad, hambre, y empatía 

Miguel Ángel ahondó en las claves que apuntaba en su módulo y que son el secreto del buen funcionamiento del equipo: humildad, hambre, y empatía. Las tres virtudes que deben poseer sus miembros. 

  • Humildad, como carencia de ego desmedido. Personas que saben que nadie es el centro del equipo, ponen el éxito común por encima del individual, y entienden los logros como algo compartido. 
  • Hambre, o ambición. Una búsqueda constante de tener algo más que hacer, que aprender, asuman responsabilidades y sean proactivas. Tener ganas de construir. 
  • Empatía, ese sentido común a la hora de tratar a las personas, generando y manteniendo relaciones interpersonales adecuadas, respondiendo a las necesidades de quienes les rodean. 

El escenario ideal es que todos los miembros del equipo posean estas virtudes de humildad, hambre, y empatía, pero si alguna de ellas flaquea, esto es “trabajable” ya sea por parte del propio miembro del equipo (también con el apoyo de sus compañeros) o con la ayuda de su mánager que identifique esta carencia y le eche una mano a mejorar este aspecto.
Pensar en si cada miembro del equipo posee estas virtudes (y en qué grado) puede servir a los mánagers como “checklist” para ayudarles a lograrlo; y esto incidirá positivamente en la buena marcha de todo el equipo. 

Formación de los sanitarios… más allá de la formación técnica 

En la conversación sobre este tema también nos acompañó Carmen Nión Seijas, enfermera en la unidad de Quemados del Hospital Universitario de A Coruña, que además forma parte del comité de Humanización de su hospital.  

Carmen nos contó que conoció la Fundación Hospital Optimista y su campus precisamente a través del cartel de las emociones que surgió a raíz de una conversación de optimistas con Miguel Ángel Díaz sobre el tema de la inteligencia emocional. 

En opinión de Carmen, la oferta de formaciones técnicas es abundante y, precisamente en un servicio altamente especializado como el suyo, este aprendizaje técnico es fundamental; pero, a su modo de ver, son precisamente las formaciones en habilidades blandas las que marcan la diferencia tanto para los miembros de las unidades como para el servicio que ofrecen a los pacientes; poniendo a la persona en el centro del cuidado. Integrando ese interés común de pacientes, sus familias y los sanitarios. 

Conversación de optimistas. Claves equipo sanitario

Trabajar verdaderamente en equipo 

Carmen siempre ha deseado trabajar en equipo, por eso da prioridad a todo lo que pueda aprender y compartir para hacer realidad ese sueño de pasar de ser un grupo de trabajo a ser un verdadero equipo. Nos contó su experiencia que data de antes de la covid.  

Dentro de la certificación iso 9001-2015 que posee su unidad, se marcaba el objetivo de calidad de introducir la humanización en el servicio y a ella le propusieron liderar este cambio. Carmen solicitó la colaboración de sus compañeros y aproximadamente la mitad de ellos (entre enfermeras y técnicos de cuidados) se sumaron a la propuesta.  

Una de las primeras medidas que tomaron fue abrir la unidad a las visitas de familiares, que hasta entonces estaban muy limitadas en cuanto a horarios y por medidas de seguridad. La pandemia supuso un paso atrás en la adopción de estas medidas, pero aun así se ha logrado una flexibilización de estas normas adaptándose a las necesidades de las familias. 

Carmen piensa que la humanización de los hospitales pasa también en gran medida por mejorar el bienestar de los profesionales. Por eso recibieron con agrado la propuesta de utilizar el cartel de las emociones que presentó Miguel Ángel Díaz a través de la FHO. Esta herramienta les ayuda a comprender mejor sus sentimientos y los de la unidad, y trabajar los problemas relacionales cuando surgen 

Es una forma de arrancar conversaciones sinceras sobre cómo se sienten los miembros del equipo y, en palabras de Carmen, esto provoca que la gente se abra. 

Esta dinámica fortalece el músculo de la empatía. 

Cómo ganarse a las personas reticentes 

Como en todos los casos, también hay personas dentro de la unidad que no se prestan a “jugar este juego” y a menudo son ellos quienes albergan emociones más (digámoslo así) negativas y por lo tanto esto les podría ayudar.  

Pero, en palabras de Miguel Ángel, el hecho de que no todos se sumen a la propuesta no debe desanimar a quienes la han puesto en marcha. Ver que a los demás les funciona y que se van generando dinámicas positivas suele lograr que los escépticos se vayan convenciendo y se genere un clima de confianza. 

Acercarse a cada persona con sus particularidades 

Alberto comentaba que en los servicios sanitarios rara vez se pueden elegir los miembros que lo componen. Frente a esto hay que tratar de acercarse a cada persona con sus particularidades. En algunos casos es más fácil y en otros no tanto, pero no hay que desechar a nadie, sino dedicar tiempo a cada uno y estudiar la forma de llegar a todos. 

“La clave es trabajar con ilusión y tratar de contagiar esa ilusión.” 

Miguel Ángel confirmaba que si bien es cierto que los managers no suelen tener la posibilidad de elegir a los miembros que conforman su equipo, tampoco elegimos a nuestros familiares y sin embargo esto no nos impide quererlos y aceptarles como son 

“Hay que poner el foco en lo que nos une y desarrollar el aprecio.” 

Generar confianza entre los miembros del equipo 

Otro punto importante en el que Miguel Ángel puso el foco es en el de generar confianza, que, en palabras de Alberto se puede lograr fomentando la seguridad psicológica que consigue que los miembros del equipo se interconecten.  

Alberto tiene muy claro qué es un verdadero equipo y para ello buscó un símil: un equipo es como un cambio de neumáticos de un coche de Fórmula 1. Un grupo de personas en el que cada uno sabe lo que tiene que hacer, lo hace de forma reglada y con precisión y sabe que ninguno es más importante: es igualmente imprescindible el que aprieta el tornillo que el que saca lo rueda e incluso que el piloto que conduce el coche. Cada uno tiene un papel relevante en lo que está haciendo y contribuye a un objetivo común.  

Cultivar el talante, no solo el talento 

Para Carmen los valores de los miembros del equipo son tan importantes o más que sus conocimientos técnicos. No es mejor el que mejor maneja una máquina nueva que acaba de llegar al servicio sino la persona que junto a sus compañeros estudia el dispositivo y comparte sus conocimientos, pero también sus dudas, para finalmente lograr un dominio de su uso. Esto es mucho más gratificante que ser el que más sabe y guardárselo para sí. 

Como señala Alberto, desde pequeños nos enseñan a cultivar el talento, pero se olvidan del talante. A la hora de construir un equipo el talante de sus miembros debe pasar a un primer plano. 

La importancia del proceso 

Para cerrar, Miguel Ángel quiso apuntar que a los seres humanos nos gusta rodearnos de certezas y de entornos estables pero la vida no es así. Frente a esta incertidumbre debemos poner el foco en el proceso por encima del resultado 

A veces, aunque le pongamos todas las ganas, el resultado no es el esperado, pero nos debemos quedar con la satisfacción de haberlo hecho lo mejor posible. 

 

 

 

 

La inteligencia emocional en los equipos sanitarios

La inteligencia emocional en los equipos sanitarios

 

El último miércoles de julio Florent y Alberto se reunieron virtualmente para ofrecernos una nueva conversación en torno al tema propuesto en el último módulo presentado en el campus de la Fundación Hospital Optimista: la inteligencia emocional* 

Y para hablar de ella, y de cómo gestionarla adecuadamente puede ayudar a los profesionales de la salud, contaron con la participación de Miguel Ángel Díaz, el profesor que ha impartido este módulo online.  

Miguel Ángel es psicólogo, especialista en RRHH y prevención de riesgos laborales; además es presidente de ASNIE (Asociación Nacional de Inteligencia Emocional), una organización que pretende difundir y promover el uso de la inteligencia emocional en la sociedad.  

La gestión de las emociones es especialmente importante para las “personas que trabajan en contacto con personas” y en particular para los sanitarios que lo hacen con pacientes y sus familias, que se encuentran en situaciones de especial vulnerabilidad… que no están en su mejor momento anímico. Para los sanitarios esto supone una carga emocional muy intensa que puede ir erosionando a los profesionales si no logran gestionarlo bien. 

 

El libro de Goleman 

Para comenzar la conversación, Florent recordó su primer contacto con la inteligencia emocional a través del libro “La práctica de la inteligencia emocional” de Daniel Goleman. En esta obra de finales de los 90 el autor americano presenta este nuevo concepto.  

Florent recordó los factores determinantes de la inteligencia emocional que estableció Goleman:  

  • Conocer las emociones propias y las de los demás 
  • Gestionar las emociones propias 
  • Automotivarse 
  • Relacionarse adecuadamente con las personas 

 

La inteligencia emocional en los equipos sanitarios 

Florent quiso conocer el punto de vista de los sanitarios a través de la opinión de Alberto, que confirmó que esta es una de las claves para lograr un bienestar en el trabajo. Alberto puso el ejemplo de los vasos comunicantes: 

Si no somos capaces de analizar nuestro comportamiento en el trabajo y no lo relacionamos con el resto de facetas de nuestra vida, es difícil cambiar las cosas

Alberto también hizo una comparación entre la inteligencia emocional y una receta de cocina: Todos tenemos los ingredientes, pero la clave está en la cantidad y del equilibrio de los condimentos. 

Alberto nos contó cómo, durante mucho tiempo, dentro de los hospitales se ha dado importancia a los conocimientos técnico-científicos, pero se han dejado un poco de lado esos factores más intangibles pero que pueden ser claves para evitar situaciones como la del burnout, que afecta a tantos profesionales de la salud.  

En este sentido, es importante que los líderes del sector sanitario se hagan responsables de su propia situación y la de sus equipos, incluyendo una gestión consciente de la inteligencia emocional: manteniendo los ojos bien abiertos y cuidando de las emociones. 

Florent quiso conocer de la mano de Miguel Ángel, como experto en recursos humanos tanto en el mundo empresarial como en el sector sanitario, las diferencias que existen entre el mundo corporativo y el de la sanidad; y el lugar que tiene la inteligencia emocional en ambos sectores. 

 

Herramientas sencillas para gestionar la inteligencia emocional 

Miguel Ángel nos contó que, en general, “a la gente se la contrata por sus conocimientos y se la despide por su falta de habilidades”; y es que la inteligencia emocional es un conjunto de habilidades que hace al profesional mejor, más efectivo.  

También apuntó que, en los más de 20 años que han pasado desde la publicación del libro de Daniel Goleman que Florent citaba al comienzo de la conversación, el término “inteligencia emocional” ha envejecido mal… que se ha invertido poco en aterrizarlo, generando herramientas sencillas y útiles para los profesionales, tanto sanitarios como de otros sectores. 

Destacó el papel de los consultores y formadores que pueden facilitar ese acceso a ese conocimiento y trasladar la teoría a la práctica más inmediata del día a día en las organizaciones, convirtiendo ese conocimiento teórico en recursos fáciles de entender e implementar. 

Entre las herramientas que ofrece Miguel Ángel en el módulo ¿Cómo cultivar tu inteligencia emocional para mejorar tu bienestar en el trabajo?  del campus FHO está el “medidor de estados anímicos” (mood meter) que nos ayudará a identificar qué estamos sintiendo en un momento determinado, discernir si esa emoción nos puede ser útil o no, comprender cuál es su significado y el motivo de su aparición, y finalmente, aprender a gestionar dichas emociones de una forma correcta. 

 

Lo primero: identificar nuestras emociones 

Cualquier emoción, está compuesta por dos factores fundamentales: Una determinada cantidad de energía (hay emociones que nos activan más que otras) y una determinada cantidad de agradabilidad (hay emociones que resultan más agradables que otras).  

Las emociones no son solo buenas o malas… 

Si nos acostumbramos a calibrarnos de vez en cuando y nos preguntamos ¿Cómo estoy de energía ahora mismo de 0 a 10? Y ¿Cuán agradable es lo que siento ahora mismo de 0 a 10? Seremos capaces de encontrar las coordenadas que caracterizan a nuestra emoción, identificando la etiqueta que define lo que estamos sintiendo en estos momentos. Así seremos capaces de verbalizarlo y explicárselo a los demás. 

Además, una vez identificado lo que sentimos, podremos reflexionar sobre cómo nos condiciona eso que estamos sintiendo ahora mismo en nuestro comportamiento, puesto que nuestras emociones, nos invitan a responder de una manera determinada en situaciones concretas. 

Por ejemplo, si identificamos que estamos sintiendo enfado o ira y nos preguntamos ¿Para qué me puede servir esto que estoy sintiendo ahora en lo siguiente que voy a hacer?  

Las emociones contienen información en su interior:  surgen por un determinado motivo (desencadenantes) y siguen una serie de pautas concretas. Aprender a extraer toda esta información resulta clave para entender muchas situaciones a las que nos enfrentamos y tomar mejores decisiones.  

Miguel Ángel nos contaba que nuestros estados emocionales condicionan parte de nuestras habilidades cognitivas: la emoción que sentimos puede, por ejemplo, afectar nuestra capacidad creativa, nuestra capacidad de sonreír, de escuchar, de recibir feedback… Comprender de dónde viene este estado emocional es fundamental para abordarlo y potenciar nuestras habilidades. Para ser más efectivo y productivo. 

 

Conversación de optimistas. Inteligencia emocional 

La compasión 

Florent recalcó que la inteligencia emocional no solo sirve a los sanitarios para interactuar con sus compañeros de equipo, sino que también les ayuda a mostrar compasión hacia los pacientes: esa capacidad de entender el dolor ajeno y además actuar para aliviar ese dolor. 

 

 

 

 

La productividad en el entorno sanitario 

Miguel Ángel señaló que, en lo que concierne a la productividad, en la sanidad podemos quedarnos en un punto de vista meramente objetivo: número de pacientes diagnosticados y tratados. Pero también podemos ir más allá y observar una productividad subjetiva en la que los pacientes reconocen una calidad en el trato que reciben.  

Miguel Ángel citó algunas de las herramientas que nos ayudan a cultivar nuestra inteligencia emocional y que explica en detalle en el módulo del campus FHO. Y también nos dejó una frase que nos invita a profundizar en el autoconocimiento de nuestros sentimientos: 

         Para recibir hay que dar y para dar hay que tener… y uno da lo que tiene dentro.  

Por eso debemos cuidar eso que tenemos dentro desarrollando esa inteligencia emocional que nos ayuda a sacar lo mejor de nosotros mismos. 

 

*La Inteligencia emocional es la habilidad para reconocer y manejar los sentimientos propios y ajenos. Una alta Inteligencia Emocional favorece en gran medida las relaciones sociales y está detrás del éxito personal y profesional.