¿Creer es poder?  No todo es cuestión de actitud

¿Creer es poder? No todo es cuestión de actitud

Se atribuye a Henry Ford la frase:

“Tanto si crees que puedes hacerlo, como si crees que no, estás en lo cierto”.

Personalmente, estoy de acuerdo con esta opinión cuando hablamos de autoeficacia.

Porque creer que es posible conseguir nuestras metas si ponemos en acción nuestras capacidades, es un requisito necesario para conseguirlas. Pero no es suficiente.

Los objetivos pueden estar perfectamente definidos, pero, aun así, no siempre los conseguimos. No todo depende de nosotros mismos. Ni todo es cuestión sólo de actitud. También influyen las circunstancias, cualesquiera que éstas sean.

Ya lo decía José Ortega y Gasset,

“Yo soy yo y mi circunstancia”.

Y añadía, “si no la salvo a ella, no me salvo yo”.

Cambio y autoeficacia

Las personas que trabajamos en las actuales organizaciones lo hacemos en un contexto externo y organizativo con unas características nuevas y que conllevan una enorme presión e incertidumbre. Lo que se traduce en problemas de salud, de satisfacción y de desempeño, entre otros.

El entorno externo en el que trabajamos y vivimos se conoce desde hace tiempo como entorno “VUCA”. Este acrónimo está formado por las letras iniciales de cuatro palabras: volatilidad, uncertainty (incertidumbre), complejidad y ambigüedad. Es un entorno nuevo en la historia caracterizado por una aceleración del rimo del cambio. Aceleración deliberada, sin duda. Fruto de una hipercompetitividad que se ha instalado en todos los ámbitos: político, educativo, social y, por supuesto, en el ámbito laboral. Las políticas neoliberales tienen consecuencias negativas para nuestra calidad de vida y nivel de bienestar, entre otras muchas.

Este es un asunto que está siendo objeto de estudio desde diversos campos como la filosofía, economía, sociología o la psicología. Algunas obras recientes, ahondan en las raíces de nuestro modo de vida actual y el impacto que tiene en nuestra salud física y mental. Y en nuestra dignidad y autoestima (“La sociedad del cansancio”, Byun-Chul Han, “La tiranía del mérito”, Michael Sandel).

Porque, ¿cuáles son las consecuencias de la adaptación constante al cambio?, ¿qué costes conlleva estar enfocados permanentemente a la consecución de nuevos objetivos en nombre de la mejora continua.?

Mi padre me decía que “lo mejor es enemigo de lo bueno”, ¿tiene algún tipo de vigencia este refrán en una sociedad tan competitiva e individualista? Parece ser que no… y aun así me pregunto, ¿cuánto cuesta conseguir y mantener lo bueno?

En este contexto, situamos el sentido de autoeficacia. Cómo una interpretación adecuada del mismo, puede contribuir a nuestro bienestar y a no perder la perspectiva de que “los demás importan”. Cómo una interpretación basada en la difusión constante de mensajes amables, impactantes, positivos… pueden conducir a la larga a la frustración y a la insolidaridad. Basta con escuchar, entre tantos otros, el mensaje de personas que se han convertido en referentes “del poder de la actitud”. Personas que cuentan con legiones de seguidores y que entusiasman a sus audiencias con mensajes del tipo “…hay personas que, pese a todas las circunstancias, siguen siendo un espectáculo. Que pese a todos los problemas personales y profesionales siguen sonriendo, siguen trabajando con alegría…”. Personalmente, me resulta agotador. Además de afrontar mis problemas personales y profesionales, he de sentirme obligado (y por mí mismo) a sonreír y trabajar con alegría… Y tampoco deseo ser un espectáculo, me conformo con vivir con un poco de paz. Obviamente, este tipo de mensajes mejoran la productividad de las empresas, pero, ¿a qué precio en términos de salud de las personas.? Resulta así significativo el título del libro de otra de las críticas del pensamiento positivo, Barbara Ehrenreich, “Sonríe o muere. La trampa del pensamiento positivo”.

¿Creer es poder?

Basta con buscar en la red la palabra “autoeficacia” para encontrar frases del tipo “Todo lo que sucede en el exterior es una consecuencia de lo que ocurre en mi interior” o “No hay nada más poderoso que lo que nosotros creemos, por lo tanto, nuestra convicción será la medicina que nos devuelva nuestro ansiado bienestar”. Ni rastro de las circunstancias.

Esta forma de pensar propia de la cultura occidental actual, no contempla una distinción esencial cuando hablamos de autoeficacia. Albert Bandura, principal referencia en este campo, dice que la autoeficacia es una creencia que la persona tiene en sus propias capacidades. Se trata de la percepción que la persona tiene sobre cómo organizar y poner en marcha ciertos procesos que le posibiliten lograr determinados resultados.

Hablamos de dos aspectos íntimamente relacionados, pero de diferente alcance:

De una parte, la autoeficacia percibida, es decir, la creencia de somos capaces de ejecutar con éxito un determinado comportamiento requerido para obtener unos resultados específicos. Desarrollar comportamientos necesarios para conseguir un resultado puede depender de nosotros. Yo y mis circunstancias.

De otra parte, las expectativas de resultados, es decir, la creencia de que un determinado comportamiento conducirá a unos determinados resultados. Conseguir los resultados, no depende únicamente de nosotros mismos. Somos seres interdependientes. Mis circunstancias y yo.

Esta es la distinción a la que antes hacía referencia: “comportamientos versus resultados”. En la práctica, no obstante, es difícil separar ambas creencias. Desde un enfoque técnico, lo relevante al hablar de autoeficacia es creer que sí es posible desarrollar ciertos comportamientos cuando queremos alcanzar una meta. Porque de ese modo los pondremos en marcha, persistiremos en el esfuerzo y podremos regular las emociones que deriven de las inevitables dificultades que surjan en el camino. Los resultados llegarán así…o no.

Es cierto que a veces decaemos en el intento con facilidad, exageramos las dificultades y experimentamos mayores niveles de estrés si creo que no puedo. Y, al revés, es posible transformar a veces las dificultades en oportunidades y afrontar con mayor motivación nuestro trabajo cotidiano si creo que sí puedo. Aun así, creer no siempre es poder. No podemos olvidar el contexto socioeconómico en el que ponemos a prueba nuestra autoeficacia. Además, no es igual para todas las personas.

Una última cuestión. La autoeficacia percibida es un juicio personal y por lo tanto tiene un componente de subjetividad. Por tanto, si mi juicio sobre mi capacidad es infundado -tanto si me creo capaz como si no- me faltará la claridad necesaria para la toma de decisiones. Porque si realmente no puedo (carezco de las capacidades o el objetivo es inalcanzable) y me dejo llevar por el “poder de la actitud”, fracasaré y puede que me sienta culpable, adicionalmente. Si, en cambio, sí puedo, pero no conozco o infravaloro mis capacidades, perderé algunas oportunidades sólo por el hecho de ni siquiera intentarlo.

Algunas sugerencias prácticas

Por esta razón es imprescindible disponer de evidencias acerca de nuestras capacidades y no dejarnos llevar por los cantos de sirena del “poder de la actitud” indiscriminado. ¿Cómo podemos adquirir mayor nivel de consciencia y disponer de un juicio más ecuánime sobre nosotros mismos?

Para ello, podemos detenernos -permaneciendo el tiempo necesario en nuestra zona de confort- y observar aquellos logros que hemos conseguido en el pasado. Identificando y apreciando nuestros logros podemos preguntarnos, “¿qué fortalezas estuvieron presentes en los mismos?”. Esta es una primera fuente para encontrar evidencias acerca de nuestras capacidades.

También podemos preguntar o dejarnos guiar por personas que nos conocen bien y en las que confiamos, ¿qué capacidades observan en nosotros y que a veces nos pasan desapercibidas?. Esta es una segunda fuente de autoeficacia.

Adicionalmente, también ocurre que en nuestro ámbito laboral o personal, hay personas que percibimos capaces y que pueden ser fuente de inspiración (no hay envidia sana), ¿qué comportamientos desarrollan?, ¿cómo podría aprender yo de su manera de actuar?

Por último, es importante mantener, de una parte, la energía necesaria para poner en marcha nuestras capacidades a través del descanso, actividad física, nutrición, meditación

Y, de otra, mantener un estado psicológico adecuado a través del optimismo (en su justa medida), el humor o la autorregulación emocional.

Conclusiones

La autoeficacia es, en sí misma, un recurso personal que facilita nuestra motivación, nuestro desempeño y nuestro bienestar. Pero en el contexto político, económico y social actual su significado se ha adulterado. El mensaje que se nos ha transmitido y que prevalece incuestionado es “si lo intentáis, podéis conseguirlo”. Esta idea lleva a la persona a sentirse responsable de sus propios éxitos… o fracasos. De ahí, las consecuencias psicológicas de falta de autoestima cuando no alcanzamos nuestras metas o no progresamos.

Desde los años 80 del siglo pasado, nos hemos socializado progresivamente en una cultura del esfuerzo individual que nos promete prosperar en una economía globalizada. Pero las circunstancias no son iguales para todas las personas.

Y, como decía Ortega: si no las salvo a ellas, no me salvo yo.

No todo es cuestión de actitud, ni de mantener la alegría pese a las dificultades. Esta es una forma sutil de sumisión a un sistema interesado en la productividad a cualquier precio. Incluso a costa de nuestra salud física y mental. Quizás desarrollar una creencia de autoeficacia colectiva podría contribuir a construir un entorno laboral digno y una sociedad más solidaria y esperanzadora para las generaciones futuras.

Si te ha interesado este post, no te pierdas el módulo Recursos personales para manejar el estrés: autoeficacia dentro del campus FHO

Capitanes optimistas 2021… capitanes del humor, la perseverancia y la poesía

Capitanes optimistas 2021… capitanes del humor, la perseverancia y la poesía

Los últimos 15 días de noviembre han estado llenos de emoción para los candidatos al premio especial “Capitán Optimista – Dr. Antonio Cepillo” de 2021.

A medida que pasaban los días, los compañeros de los capitanes y capitanas ponían todos sus esfuerzos en conseguir votos para su candidatura.

Este año hemos tenido 13 capitanes y capitanas que han generado miles de “likes” en Facebook y con ellos cientos de comentarios que alababan su buen hacer y personalidad única que los convierten en capitanes del optimismo en su hospital.

Enfermeras, administrativas de atención al cliente, médicos, auxiliares, fisioterapeutas, jefes de servicio, residentes… Profesionales que marcan la diferencia con ese trato especial que ofrecen a los pacientes y con la amabilidad y buen humor que les caracterizan con sus compañeros.

Tres de ellos han llegado hasta el podio de los capitanes optimistas. Vamos a conocerlos mejor…

Jose María Segura Aumente

Jose María, o Pepe, como le conocen sus compañeros de la Unidad de Gestión Clínica de Cardiología del Hospital Universitario Ciudad de Jaén es el residente favorito de sus compañeros por la alegría que derrocha por donde pasa.

Por eso Ana María Talens, Supervisora de Enfermería, no dudó en enviar su candidatura.   José María Segura Aumente

Su carácter simpático, sencillo y humilde hacían de él un capitán optimista tras la estela del enfermero Francisco José Serrano, también sanitario en el Hospital Universitario Ciudad de Jaén, que quedó en segundo lugar en la pasada edición.

Su complicidad con los pacientes siempre consigue sacarles una sonrisa a pesar de estar viviendo situaciones adversas.

Por todo ello no es sorprendente que José María haya logrado hacerse con el 3er puesto de Capitán Optimista en la edición de este año a pesar del poco tiempo que lleva en el servicio.

Jose María González Hermosa

En el 2º puesto por el número de votos logrados tenemos a otro José María: Jose María González Hermosa es enfermero de quirófano en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid.

Para hacernos una idea de qué mueve a José María, valgan dos ejemplos de la humanidad que derrocha con pacientes y compañeros:

Durante la pandemia, sus compañeras de pediatría le contaron que un niño que llevaba dos meses ingresado en tratamiento era un seguidor fanático de Batman. Esas compañeras, queriendo dar una sorpresa al pequeño consiguieron un traje, sin embargo, les faltaba el “actor” que se pusiera en la piel del superhéroe… No fue complicado elegir un voluntario: rápidamente pensaron en José María, que no dudó ni un momento.José María González Hermosa

En sus propias palabras:

Ver la ilusión en la cara de los niños no tiene nada comparable, y el agradecimiento de sus padres por lo que a ti te parece un pequeño gesto y para ellos significa un mundo, es brutal.

Además, el pasado mes de octubre, José María, que es corredor aficionado, decidió correr la maratón de París para recaudar fondos para la Fundación Aladina.

En unos días la noticia corrió como la pólvora por todo el hospital, periódicos, radio, televisión… La gente se volcó con la idea igual que se han volcado después con su candidatura de Capitán Optimista.

Completar los 42 km de la maratón nunca fue tan fácil.

Isabel Orta Peral

Beli, como la conocen sus compañeros del Hospital de Valme en Sevilla, es enfermera de medicina preventiva.

Cuando Rocío del Pilar Cordero, Supervisora de Enfermería en la Unidad de Pediatría de este hospital, conoció a Beli no le costó ver en ella a la Capitana Optimista que ha demostrado ser.

La fuerza de Beli reside en su sensibilidad que le ayuda a captar los sentimientos de los demás demostrando una empatía fuera de serie.

Pero si hay algo que caracteriza a Beli es la resiliencia, esa capacidad de sobreponerse que hizo que comenzara un proyecto ilusionante dentro de tanto caos.

Durante los peores meses de la pandemia creó un grupo de difusión en whastspp y todas las mañanas sobre las 7:30 mandaba una poesía recitada por ella. Esa lista cada vez se hacía más grande y llegó a alcanzar a más de 200 compañeros del hospital que se evadían durante un rato escuchándola a ella.

Isabel Orta

Su iniciativa se prolongó durante más de un año, mandando poesía todos los días, incluso en festivo.
Este verano, el día de su cumpleaños dejó de hacerlo; necesitaba un descanso, pero por aclamación del público ese parón duró poco y a día de hoy sigue mandando sus poesías.

Pero, además, Beli es la enfermera Cuentacuentos del Hospital de Valme.

Este proyecto surgió por esa inquietud de Beli de ayudar a los demás: especialmente a los niños y niñas que están hospitalizados.

Ella quería hacer más feliz el día a día de los pacientes más pequeñitos que además durante el periodo de pandemia tenían la escuela de la planta cerrada, restricciones de visitas y se aburrían bastante.

Es así cómo empezó a contar cuentos de forma esporádica con su nariz de payaso encima de la mascarilla y su sombrero de trovador. Los niños y niñas estaban maravillados, no podían creer que hubiera cuentacuentos en el hospital y que se los contara en su habitación.

Este proyecto fue tomando forma y se hizo con un pijama personalizado que su amiga Inma diseñó especialmente para ella y unas tarjetas con los cuentos que tiene en su repertorio para que los niños elijan el que más le guste.
Su idea es “ser una máquina expendedora de cuentos “.
También tiene unos panfletos con una caricatura suya para que los niños lo coloreen cuando ella se marcha.

Esta actividad hace tan felices los niños que se transfiere a los familiares, compañeros y a ella misma.

 

 

 

La sanidad española frente a la covid-19. El año de los profesionales optimistas

La sanidad española frente a la covid-19. El año de los profesionales optimistas

La RAE define el optimismo como la propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable.

Es, en estos tiempos de inseguridad e inestabilidad, cuando más necesitamos potenciar esta actitud que nos permite seguir adelante y nos ayuda a hacerlo de la mejor de las maneras posibles, preservando nuestra salud física y psicológica.

Necesidad de noticias positivas

Pronto hará un año que empezó a aumentar la presión asistencial en nuestros hospitales a causa de un coronavirus del que teníamos poca información, y que poco a poco hemos ido conociendo mejor como consecuencia de una presencia constante de informaciones (y desinformaciones) en los medios de comunicación.

Una situación innegablemente dura para los profesionales

En este contexto, los medios, además de ocuparse de las informaciones meramente científicas, no tardaron en hacerse eco también de la situación que estaban viviendo nuestros sanitarios. Escasez de equipos de protección individual, turnos agotadores, contagios, dificultades para hacer frente a las nuevas llegadas de enfermos… y esta situación apenas ha dado tregua en once meses.

Ante este panorama, cualquier rayito de luz hace más llevadera la rutina agotadora a la que están sometidos nuestros sanitarios.

Los medios de comunicación están deseando ofrecer noticias alentadoras que nos alejen durante unos minutos del bombardeo de negatividad al que estamos sometidos.

Por eso, los premios de la Fundación Hospital Optimista han tenido una acogida particularmente calurosa en este frio invierno. Ha sido mucha la prensa local y nacional, espacios de radio y de televisión que han querido hacer de altavoz de la positividad y optimismo de nuestros profesionales.

El optimismo brilla en el Sur

Una de las victorias más celebradas por la prensa ha sido la de los servicios de Consulta de Especialidades, Quirófanos, Hospitalización y Urgencias del Hospital de la Janda, en Cádiz. Este joven hospital andaluz que fue inaugurado hace solo unos meses (abrió sus puertas en marzo de 2019) ha sabido movilizar a sus miembros para participar en la encuesta HERO Hos-Check, requisito inicial para participar en la categoría Servicios en la que se han alzado con la victoria.Hospital La Janda

Los primeros meses de actividad de este centro situado en Vejer de la Frontera han estado condicionados por la llegada de la pandemia a nuestro país. Según nos explicaba Cristina López, directora del centro, desde las primeras semanas de funcionamiento del hospital, el logro de un clima laboral favorable ha sido la principal prioridad de la gerencia, ya que son conscientes de la influencia de este en el bienestar de los pacientes.

Medios como el Diario de Cádiz o Europapress, entre muchos otros, han ofrecido a sus lectores rendida cuenta de la victoria de este jovencísimo hospital.

Francisco José Serrano

Sin salir de Andalucía, encontramos otros de nuestros protagonistas a los que la prensa ha querido dar a conocer. Es el caso de Francisco José Serrano que obtuvo el segundo premio en la categoría Capitán Optimista-Dr. Antonio Cepillo. Este enfermero del Hospital de Jaén ha sabido conquistar con su simpatía y buen humor y se ha hecho un hueco en las noticias del Diario de Jaén, el diario de enfermería Dicen, Europapress, Onda Cero  o Canal Sur, tanto en su versión radiofónica como en la televisiva, con la simpática entrevista que ilustra este artículo. Una prueba irrefutable del optimismo que caracteriza a este enfermero jienense.

 

La noticia del tercer premio recibido por el servicio UCI y Urgencias, UCCU, del Hospital Comarcal de la Axarquía, en la categoría grandes servicios fue recogida por el diario Málaga Hoy.

La Axarquía

Costa del SolTambién andaluces son Rocío del Pilar Cordero, mánager del servicio de Pediatría del Hospital de Valme, en Sevilla que ha logrado el premio a Manager Positivo y el tercer lugar para su servicio según recogía el Diario de Sevilla y la revista Dicen; y Jose Antonio Rodríguez, responsable del equipo de Urgencias del Hospital Costa del Sol de Marbella que también ha hecho doblete al lograr el premio al mejor Manager Positivo de gran servicio y el segundo premio en la categoría Servicios para su equipo. Como recogían Europapress, La Opinión de Málaga o EuroWeekly News, entre otros.

 

Los Guachis de Albacete, finalistas en la categoría Historia más Optimista

Los GuachisEl Día digital, La Tribuna de Albacete o la cadena COPE no podían dejar de informar sobre el tercer premio en la categoría La Historia más optimista logrado por  el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete y sus populares Guachis tan ligados a esta ciudad manchega.

 

 

La importancia de los equipos no asistenciales

Las revistas Con Salud y Noticias para municipios quisieron recalcar la importancia que los equipos no Hospital de Torrejónasistenciales tienen también dentro de los hospitales. La protagonista de estas noticias fue Ana Pardo que se alzó con el premio Manager Positivo de servicios medianos. Ana es responsable del servicio de Limpieza del Hospital de Torrejón. Su energía y positividad son una prueba del compromiso del hospital madrileño con la Humanización de la Asistencia Sanitaria en todas sus vertientes y por ofrecer una atención de calidad, personalizada y cercana al paciente. Los equipos de Limpieza, como el que lidera Ana, fueron esenciales para que los centros funcionaran con la rapidez y eficiencia que la situación requería.

 

Sanitarios optimistas en la era covid

La triple victoria del servicio de prevención mancomunado de los hospitales Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General Villalba (que lograron el primer premio en la categoría Historia Más Optimista y como Servicio pequeño. Además del tercer puesto como Manager Positiva para su responsable, la doctora Ámbar Deschamps), no pasó desapercibido para la revista Con Salud, Acta Sanitaria o la revista Redacción Médica, que en su artículo Sanitarios optimistas en la era Covid: «Causa más alivio que un analgésico» recalcaban la importancia de una actitud optimista frente a las dificultades que nos está tocando vivir.

Redacción médica

Este artículo también resaltaba las palabras de Daniel Castillo, supervisor de hospitalización médica, quirúrgica y psiquiatría en el Hospital Universitario de Torrevieja y ganador del premio Capitán Optimista 2020 que recordaba que la libertad y valentía para tomar la iniciativa y realizar cambios en estos momentos tan concretos es lo que marca la diferencia y le hacen sentirse orgulloso a un equipo como el suyo. Siempre con un objetivo en mente: disminuir el estrés que se desarrolla durante la hospitalización.

Todas estas noticias que nos han ofrecido los medios de comunicación en las tres semanas que han pasado desde la gala de entrega de premios Hospital Optimista, nos dejan un regusto dulce. Con profesionales como ellos, sabemos que estamos en buenas manos. Su actitud positiva frente a las situaciones que deban encarar son la base para construir organizaciones sanitarias que cuidan de la salud física y mental de sus profesionales.

Cuento de Salud laboral. Construyendo una historia optimista en un equipo ganador

Cuento de Salud laboral. Construyendo una historia optimista en un equipo ganador

Durante la primera quincena de diciembre asistimos a las votaciones para elegir la Historia más optimista de la VI edición de los premios de la Fundación Hospital Optimista. Una historia que debía tener como trasfondo la covid 19 que durante el pasado año ha condicionado el día a día dentro y fuera de los hospitales.

Participaban 13 historias recibidas desde distintos centros hospitalarios de toda España.

Nos llegaron relatos de parejas ingresadas juntas para poder luchar contra la enfermedad cogidas de la mano, vivencias de superación de sanitarios ovacionados por sus compañeros a la salida de la UCI, de hospitales reconvertidos de la noche a la mañana para acoger a pacientes de covid…

De entre todas ellas, la ganadora es Cuento de salud laboral, una historia de compañerismo y cooperación que nos llegaba desde el servicio de prevención mancomunado de los Hospitales Universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General Villalba.

Ayer hablamos con sus creadoras: las enfermeras Yohana Salgado Balbas y Jennifer Sanchez Paniagua Castillo y la doctora Ámbar Deschamps Perdomo, que forman parte de este equipo de prevención que da servicio a los tres hospitales madrileños.

Los servicios de prevención: Cuidadores de quienes cuidan

Como parte de ese servicio de prevención, Ámbar, Yohana y Jennifer son muy conscientes de la relevancia de su trabajo. Su principal tarea, en palabras de Jennifer, es que “el trabajador del hospital regrese a su casa en las mismas condiciones en las que salió de ella”. Las herramientas para conseguirlo son: el humor para lidiar en los momentos de más estrés, el amor, la empatía y la resiliencia; factor clave en estos momentos, tras tantos meses en los que la situación en los hospitales no termina de volver a la normalidad a la que estábamos habituados.

Jennifer y Yohana

Ámbar destaca lo positivo que ha sido para su servicio de prevención el haberse presentado a los premios. No ya por haber ganado, sino porque les ha permitido hacer una introspección que les ha hecho ser conscientes de que llevaban mucho tiempo haciendo muchas cosas bien, pero al mismo tiempo les ha permitido revisar ciertas cosas que son mejorables.  Siendo conscientes y poniendo en la balanza debilidades, amenazas, fortalezas, y oportunidades que, tras un análisis, ayudan al equipo a seguir mejorando.

Yohana recalca las ventajas de evaluar psicosocialmente los servicios sanitarios y sus profesionales; y considera que hacerlo hoy, en el contexto de la pandemia, es imprescindible, ya que forma parte de la salud global de las personas y en estos tiempos debemos cuidarla más que nunca.

El proceso de recreación de la Historia más optimista

La creación de un video para participar en un concurso no está específicamente entre las funciones de un equipo de sanitarios, sin embargo, este tipo de actividades puede ayudar a fomentar la cohesión del servicio. Yohana nos explica que su intención era relatar una historia sencilla, desdramatizada y que reflejara la alegría y el buen humor con el que habían conseguido mantenerse frente a una situación tan adversa. A partir del guion que ella misma escribió, fueron recopilando recuerdos, fotos y videos que ensamblaron con ayuda del equipo de comunicación.

La gratitud como motor de evolución del equipo

Si hay algo que caracteriza a su servicio, la gratitud es, en palabras de Ámbar, lo que más les distingue.

Desde hace meses su servicio viene utilizando la app de gratitud que ofrece la fundación Hospital Optimista a los centros sanitarios. Ámbar nos contó que esta app les ayuda a ser conscientes de muchos gestos que a menudo nos pasan desapercibidos o damos por hecho. La app les ayuda a plasmar esos pequeños agradecimientos añadiendo, a veces, un toque de humor. También les ayuda a poner por escrito agradecimientos más sentidos que en ocasiones han logrado emocionarles. Servicio de prevención mancomunado de los Hospitales Universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General Villalba

Según nos contaban, al igual que es necesario entrenar cualquier habilidad que deseamos que se vuelva parte de nuestra rutina diaria, el caso de la gratitud no es una excepción. Debemos entrenar el músculo de la gratitud para que se vuelva parte de nuestro hacer diario. Pero no basta con decir “gracias”. Cuando somos conscientes de la virtud* que estamos apreciando en ese compañero o compañera, el agradecimiento se reviste de sentido.

Evidencias científicas sobre la relación entre felicidad y salud

Terminamos nuestra conversación citando un artículo que la doctora Ámbar Deschamps acaba de publicar, en el que profundiza en las evidencias científicas que justifican la correlación entre felicidad y salud. Nos contó que la felicidad es un estado mental sobre el que podemos trabajar para lograr un cerebro coherente, sano, flexible y consciente. No debemos confundir bienestar con felicidad, ya que esta última tiene más que ver con una capacidad de adaptación.

Su estudio pone el foco en el efecto beneficioso de la felicidad sobre un mejor estado de salud.  Sus beneficios van desde una disminución de los niveles de colesterol malo o de los eventos cardiovasculares hasta una menor probabilidad de enfermarse, ya que refuerza el sistema inmunológico incrementando la producción de anticuerpos y modulando la respuesta inmunitaria.

Lo que aprendimos durante la pandemia

Como conclusión nos dejaron su punto de vista con relación a la situación que estamos viviendo. Lo que ha cambiado en la forma de trabajar en los hospitales, y que ellas creen que permanecerá, es la forma de trabajar en equipo. La lucha contra la covid-19 ha reforzado esa cohesión dentro de los servicios e inter-servicios y es una enseñanza que, desde su punto de vista, los centros hospitalarios van a incorporar.

 

*De acuerdo con Martin Seligman, pionero de la psicología positiva, existen seis virtudes universales de los seres humanos: sabiduría y conocimiento, coraje, humanidad, justicia, templanza y trascendencia. Cada medalla que se envía a través de la app de agradecimiento se justifica en una de estas seis virtudes humanas.

Cómo convertir tu hospital en una organización optimista

Cómo convertir tu hospital en una organización optimista

Las ventajas de ser una persona optimista

Lo hemos vivido recientemente en los meses más duros de la COVID 19… Momentos en los que algunos servicios de los centros sanitarios se veían desbordados y la presión asistencial era enorme.

Muchos sanitarios poseen un recurso que les ayudó a responder ante una realidad tan adversa. Gracias al optimismo pudieron resolver problemas y conflictos de forma constructiva, porque el optimismo es fuente de motivación para la acción frente a obstáculos desafiantes.

Esas personas optimistas construyen su historia pensando que tienen una expectativa de futuro claramente positiva. Pueden haber tenido mejor o peor suerte en la vida y tal vez las cosas no le van especialmente bien, pero no huyen de la adversidad ni la enmascaran, porque entienden que, aunque se vean frente a un problema, este problema tiene una solución.

El optimismo es un recurso psicológico muy valioso que forma parte del capital psicológico de las personas. Y es, curiosamente, en las situaciones más duras de la vida cuando ese optimismo aflora.

Además, las expectativas positivas que tienen los optimistas actúan a menudo como profecías autocumplidas que producen mejores resultados que cuando se anticipan dificultades. Si crees que puedes hacerlo, tienes más posibilidades de lograrlo que si anticipas un fracaso…

Nadie trabaja duramente si cree que su proyecto no va a prosperar.

El optimismo organizacional

Pero esas personas optimistas y que querrían cambiar las cosas en su organización no siempre cuentan con el apoyo de la dirección, que está más ocupada en buscar fallos y errores que en fomentar una visión positiva que potencia lo que ya hay de bueno en su centro.

Estas organizaciones que no cultivan esos puntos positivos acaban convirtiéndose en organizaciones grises que hacen que también sus empleados se vuelvan grises.

Sin embargo, para un hospital contar con trabajadores optimistas tiene un valor incalculable porque la suma de esos individuos optimistas, si cuenta con el apoyo de la gerencia, puede dar lugar a un hospital optimista.

Porque el optimismo también puede ser colectivo. Grupos que esperan y harán todo lo posible por que las cosas vayan bien: es el optimismo organizacional.

Las organizaciones optimistas muestran prácticas, recursos y un ambiente organizacional centrados en los aspectos positivos y con expectativas positivas de futuro.

El contexto y los elementos ambientales favorecen el comportamiento positivo de los miembros de una organización optimista.

Las organizaciones optimistas se centran en analizar sus recursos y sus fortalezas para generar un clima laboral que les permita alcanzar sus objetivos construyendo expectativas y generando ilusión entre sus miembros. Ponen el foco en las cosas que van bien. Son organizaciones que conocen a sus trabajadores y les dan la oportunidad de actuar y decidir libremente.

No se trata de caer en un optimismo idealista que minimiza la percepción de los riesgos. Los equipos optimistas afrontan las situaciones de un modo efectivo y práctico; esto favorece un mejor desempeño y predispone favorablemente a cambios e innovaciones organizacionales.

Prácticas y recomendaciones para favorecer el optimismo en las organizaciones

Organización optimista

Se deben analizar las situaciones adversas asegurándonos de incidir en los puntos positivos y beneficiosos, en lugar de en los fallos e inconvenientes. Si solo nos fijamos en los aspectos negativos no llegaremos a descubrir lo bueno que tenemos y podemos potenciar.

El pasado nos condiciona; debemos interpretarlo a través de sus consecuencias positivas, centrándonos en los éxitos y los buenos momentos vividos: las experiencias de éxito potencian el optimismo.

Debemos implantar una estrategia de dar sugerencias y soluciones más que de quejas y críticas: el feedback positivo (de compañeros, supervisor, usuarios, clientes, etc.) se focaliza en lo que va bien.

La organización debe hacer un esfuerzo por descubrir las cualidades y competencias de las personas que trabajan en ella, especialmente en lo que concierne a las fortalezas personales. También se debe favorecer el conocimiento interpersonal de los compañeros que interactúan habitualmente.

Potenciar el apoyo técnico y social: pedir y recibir apoyo debe convertirse en un acto satisfactorio y la organización debe articular estrategias de colaboración que favorezcan estas interacciones.

Las organizaciones deben dar protagonismo a las personas optimistas porque el optimismo es contagioso: de este modo los líderes formales dejan de ser los únicos modelos de aprendizaje y se puede aprender a analizar los problemas de manera optimista.

Optimismo de verdad

Como hemos visto, el optimismo no consiste en otra cosa que en centrarse prioritariamente en la información positiva, ya que esta genera expectativas de futuro positivas: motivan a la acción y dirigen los esfuerzos a que las cosas sucedan.

En las organizaciones optimistas trabajan personas optimistas porque son organizaciones que facilitan estilos de trabajo y prácticas organizacionales optimistas.

Tú también, desde tu puesto, puedes ayudar a que los cosas cambien en tu hospital: quédate con lo mejor de cada cosa, diles a tus compañeros cuánto aprecias lo que hacen, no dudes en pedir ayuda y en ayudar también a los demás…

Con esta actitud y el apoyo de la dirección… ¡tu hospital se convertirá sin duda en un hospital optimista!