
La pandemia pasada… ¿Qué ocurre con los sanitarios?
Una situación límite para los sanitarios
Durante varias semanas, entre los meses de marzo y mayo de este año, la saturación del sistema de salud puso a la Sanidad Pública en una posición que podríamos calificar de catástrofe sanitaria.
Durante el periodo álgido de esta crisis, los sanitarios se enfrentaron a situaciones de estrés similares a las experimentadas en misiones de ayuda humanitaria. Con el agravante de estar viviendo esta situación cerca de sus familias.
Ese estrés provocado por la presión asistencial era involuntariamente compartido por los sanitarios con sus seres queridos. Y a esto le podemos sumar el temor de caer enfermos y contagiar a su vez.
De este modo, el espacio de vida que hasta unas semanas antes de la pandemia percibían como un lugar seguro, se convierte en inseguro e impredecible.
Crisis sanitaria = catástrofe sanitaria para los profesionales
Si definimos catástrofe como un acontecimiento en el que una sociedad vive en peligro severo sufriendo pérdidas humanas y materiales, y en que la estructura social se rompe; la crisis provocada por la pandemia de la COVID 19 en España puede asimilarse a una situación de catástrofe.
El hecho de estar asistiendo a los enfermos y salvando vidas puede incrementar la sensación de control y de tener una misión que ayuda a hacer más llevadera la situación y a evaluarla de un modo menos negativo.
Además, los movimientos colectivos de empatía y reconocimiento hacia los profesionales implicados han fomentado la sensación de identidad y pertenencia a un colectivo apreciado y admirado por la sociedad. Los sanitarios se han sentido eficaces y apoyados por la comunidad.
No solo han sido los aplausos con los que la sociedad agradecía cada tarde la labor de los sanitarios; también han surgido iniciativas altruistas y solidarias con aquellos que estaban sufriendo las consecuencias sanitarias y económicas que ha acarreado esta crisis. Bancos de alimentos y redes solidarias de apoyo han surgido en toda España demostrando que en los momentos más difíciles se alzan las manos dispuestas a ayudar.
Un análisis tras la catástrofe
Pero terminados los momentos más duros de la pandemia, se debe seguir atendiendo a las fases posteriores de adaptación y reconstrucción.
Para ello, es fundamental orientar unas líneas estratégicas de actuación psicosocial y comunitaria con los sanitarios que vivieron la crisis en primera línea.
Es por eso que Maite Martín-Aragón Gelabert y Mª Carmen Terol Cantero, del Departamento de Ciencias del Comportamiento y Salud de la Universidad Miguel Hernández han elaborado un análisis DAFO que pretende orientar una investigación-acción participativa que sería recomendable realizar junto a los profesionales concernidos.
Análisis DAFO de la situación tras la pandemia

Debilidades
Agotamiento provocado por el estrés mantenido durante la fase de reacción a la catástrofe, una experiencia jamás vivida por la mayoría del personal.
Efectos retardados que dejarán los duelos pendientes
Valoración posterior de los comportamientos profesionales realizados bajo presión.
Aunque la mayoría de los profesionales que han vivido una situación laboral impactante se recupera, un pequeño porcentaje es susceptible de desarrollar o mantener síntomas de estrés postraumático a largo plazo.
Para atajar esas debilidades será fundamental implementar protocolos de intervención con personal sanitario.
Amenazas
El foco de apoyo y respaldo social que en su momento estaba puesto en los profesionales y en el sistema sanitario como eje salvador de esta situación, se desvía hacia la recuperación económica y la búsqueda de responsabilidades políticas por la gestión.
El valor de la sanidad pública pasa a un segundo plano.
Habría que diseñar estrategias de relevo, donde el personal de primera línea transfiera a otros equipos de trabajo y representantes laborales la continuidad de la puesta en valor de los cuidados a la población y la importancia de contar con un sistema sanitario público fuerte, adecuadamente dotado de recursos materiales y humanos con los que afrontar este tipo de emergencias sanitarias.
Fortalezas
Será fundamental promover a largo plazo las fortalezas que se desarrollaron durante la pandemia:
- valor del apoyo social y el sentido de comunidad
- reconocimiento a la valía de la sanidad pública y sus profesionales
- renovación de la percepción social que, con su labor actual de entrega y cooperación, están recuperando los profesionales que desarrollan su trabajo en torno a los cuidados de la salud
Tanto para prevenir y paliar las amenazas como para promover e implementar fortalezas, es fundamental llevar a cabo acciones comunitarias de sensibilización y concienciación social de la valía de estos recursos humanos y materiales.
Tanto los colectivos profesionales (colegios profesionales, sociedades científicas, etc.) como las instituciones y órganos de gobierno son actores fundamentales en esta tarea.
Oportunidades
La situación vivida supone un desafío de reflexión y revisión de contenidos académicos y de formación continuada por parte de los profesionales sanitarios y también para quienes diseñan los planes de formación académica.
Esta reflexión debería redundar en la puesta en valor de la preparación previa (técnica y psicosocial) a acontecimientos catastróficos o emergencias sanitarias.
El desafío de lograrlo
Como indica este análisis, debemos afrontar el desafío que nos ha impuesto esta situación y aprovecharlo para hacer un ejercicio de reflexión sobre las armas de las que disponemos para hacer frente a este tipo de situaciones que podrían repetirse en el futuro.
No podemos aceptar que los profesionales de la salud sean víctimas de una situación a la que podrían enfrentarse si disponen de las herramientas adecuadas.
Si no lo hacemos, veremos un empeoramiento de la salud psicosocial de las organizaciones sanitarias con aumento del burnout y la ansiedad de nuestros profesionales, lo que no puede dejar de repercutir en los pacientes.
Si queremos seguir teniendo el orgullo de decir que el nuestro es uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, debemos cuidar, hoy más que nunca, de su principal activo: sus profesionales