Los beneficios de la gratitud para quien la recibe

Los beneficios de la gratitud para quien la recibe

Expresar gratitud en el lugar de trabajo

A menudo encontramos que los lugares de trabajo no suelen ser entornos en los que se exprese habitualmente la gratitud. Más bien al contrario: con frecuencia surgen conversaciones orientadas a criticar las actitudes de los demás, quejarse y mostrar descontento.

Existen estudios que determinan que solo el 10% de las personas expresan gratitud en su entorno de trabajo.

El 35% considera que expresar este sentimiento en el trabajo podría llevar a sus compañeros a aprovecharse de ellos.

Pasamos muchas horas de nuestra vida trabajando. La práctica del agradecimiento, entre otras, puede convertirse en un factor relevante para que nuestra actividad sea más plena y placentera.

Cambiar de la cultura de la queja a la cultura de la gratitud

Es cierto que el ámbito laboral suele ser campo de cultivo de sentimientos negativos por la presión, las prisas o la falta de recursos a las que podemos vernos sometidos; lo que puede impedir que conectemos con un sentimiento de gratitud, aun cuando seamos vagamente conscientes de sus beneficios.

Los nuevos modelos organizativos deben implicar nuevas formas de retribución laboral que van más allá de la pura compensación económica. Medidas que permiten equilibrar nuestra vida personal y familiar, y especialmente que propicien el reconocimiento de nuestra labor: una de las medidas que debemos añadir a estas retribuciones psicosociológicas, es la práctica del agradecimiento.

La gratitud ofrece variados beneficios a los profesionales sanitarios que la reciben. Diversos estudios científicos demuestran que la práctica de la gratitud produce reacciones moleculares a nivel cerebral que estimulan sensaciones de bienestar y alegría:

  • Mejora la productividad
  • Produce un sentimiento de felicidad
  • Mejora la calidad del servicio que reciben los pacientes

La satisfacción de sentirse valorado

A todos nos gusta que se reconozca nuestro trabajo, sentirnos valorados por nuestras capacidades y nuestra implicación en el equipo. Un agradecimiento por parte de compañeros o superiores puede ser un factor motivador de gran importancia.

Ese tipo de actitudes da lugar a ambientes laborales más humanos y proclives a relaciones más flexibles y de confianza. Es improbable que un equipo de trabajo obtenga resultados positivos sin un ambiente de confianza y respeto entre sus integrantes.

En el extremo apuesto, la carencia de todos esos factores dará lugar a ambientes laborales tóxicos, en los que las envidias y rencillas estarán a la orden del día.

Promover una cultura del agradecimiento no depende exclusivamente de las actitudes personales. De poco sirven si en el entorno laboral predomina un “mal ambiente” y una falta de comunicación entre empresa y trabajadores.

Una organización que no incluya entre sus valores el agradecimiento colectivo y personal no es una organización psicosocialmente saludable.

Si el agradecimiento parte y es fomentado desde arriba, dará lugar a que el resto de la organización se adhiera con más facilidad a la gratitud.