¿Qué significa ser un líder positivo?

¿Qué significa ser un líder positivo?

Los seres humanos tenemos una increíble capacidad para orientarnos y acercarnos a aquellas cosas agradables que nos generan emociones positivas y consideramos que son buenas para nosotros.

De una manera casi innata, preferimos a aquellas personas que nos ofrecen bienestar, esas conversaciones que nos iluminan y esos resultados que nos hacen sentir orgullosos.

Esto lo hacemos en casi todas las áreas de nuestra vida, sin embargo, en los entornos laborales no suele ser una prioridad orientarse hacia esas cosas positivas, generar determinadas inercias dentro de los equipos para que las personas se sientan bien y reciban muchas cosas positivas (tanto tangibles como intangibles) al mismo tiempo que se preocupan por generarlo y compartirlo con otros.

Desde hace años, Kim Cameron ha estado analizando lo que hacen las organizaciones que obtienen resultados extraordinarios, que son capaces de elevar a las personas para que brillen todas sus fortalezas y tengan un rendimiento magnífico, que se fijan y enfatizan aquellas cosas que funcionan, intentando sistematizarlas y extenderlas por toda la organización.

Para ello, nos sugiere que nos fijemos en cuatro aspectos fundamentales que nos van a ayudar a convertirnos en líderes positivos, teniendo una influencia y un impacto extraordinario en el entorno, en nuestros equipos y en las personas que trabajan con nosotros.

Por eso, cómo mánager positivo, vas a aprender a influir de una manera significativa a través de estos cuatro resortes:

  • Clima positivo: A través de la implantación de tres comportamientos concretos en el día a día, el líder es capaz de influir positivamente en el clima de su equipo. Estos tres comportamientos son: La compasión (entendida como la capacidad para identificar lo que está sintiendo el otro, conectar con su estado emocional y hacer algo para minimizarlo o mitigarlo), el perdón (sustituir activamente la negatividad del momento por sentimientos positivos, cuando se ha producido un error o cuándo alguna persona se ha visto perjudicada de alguna manera) y la gratitud (tomar conciencia de aquellas cosas positivas que existen a nuestro alrededor y ponerlas en valor).
  • Relaciones positivas: Influir en las redes y conexiones que se generen entre las personas de tu equipo, fomentando que sean saludables y apoyadas en unos sólidos y positivos valores.
  • Comunicación positiva: Utilizar determinadas herramientas como el feedback orientado a las fortalezas o la comunicación de apoyo, para ir sustituyendo el lenguaje más crítico, peyorativo y negativo de las organizaciones, por otro más nutritivo y afirmativo.
  • Significado positivo: Consiste en identificar junto con tu equipo cuales son los valores del grupo. ¿Qué perseguimos? ¿Cómo queremos hacerlo? ¿Qué nos caracteriza? y ¿Cuál es la razón por la que hacemos lo que hacemos?

 

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Logra que tu unidad se convierta en un gran equipo

Logra que tu unidad se convierta en un gran equipo

Los dos principales objetivos que debería de tener un equipo tendrían que ser, la productividad por un lado y la satisfacción/disfrute de las personas implicadas por otro.

Para que estos dos resultados puedan producirse, todo el mundo debe de comportarse de una manera determinada, ya que si un solo eslabón de la cadena falla, el trabajo de todo el equipo se irá al traste.

Trabajar juntos y en la misma dirección

Si algo distingue a los equipos que son capaces de conseguir buenos resultados frente a los que no lo consiguen, es su capacidad de trabajar juntos en la dirección correcta. Esto no es nada sencillo, porque además de ser gestionados de una forma determinada, cada miembro del equipo tiene que conocer la cultura del mismo, compartir y vivenciar sus valores y además, ceñirse a una serie de pautas o normas que rigen la marcha del colectivo.

Si importante es descubrir cómo se trabaja dentro del equipo, no menos importante resulta conocer cuál es el rol que debo desempeñar e incluso, en que medida debo de ser flexible para poder intercambiarlo por otro si el equipo lo necesita.

Cuando las personas confían unas en otras, ya no necesitan destinar su energía en protegerse, en dar una imagen que no poseen, en justificar sus errores, etc. Simplemente intentan ofrecer su mejor versión, hacer las cosas lo mejor que saben y pueden y confiar en que todas las personas que le rodean harán lo mismo.

Influencia del clima laboral en la productividad del equipo

Algunos estudios científicos dicen que el clima laboral de un equipo puede influir hasta en un 30% en la productividad del mismo, por eso resulta tan rentable prestarle atención a esta variable.

Si cuidamos de los comportamientos correctos, si fomentamos las buenas prácticas y censuramos las pautas incorrectas, las personas querrán formar parte del equipo porque recibirán mucho más de lo que aportan y sus niveles de engagement se incrementarán y su nivel de fidelización hacia el proyecto se disparará.

Buen liderazgo, normas claras, valores sólidos, flexibilidad y sobre todo, contar con las personas adecuadas, las cuales deben poseer un perfil determinado para poder añadir valor al equipo y anteponer sus resultados a los individuales.

Elegir los prefiles correctos

Por eso, uno de los puntos más importantes será analizar si contamos con los perfiles correctos, ya que para que alguien se convierta en un buen jugador de equipo, va a tener que poseer o desarrollar (aquí tu ayuda puede ser muy importante) tres virtudes fundamentales:

  • Humildad: Personas que carecen de un ego desmedido, comparten el mérito, ponen al equipo por encima de ellos mismos y defienden el éxito como algo colectivo.

  • Hambre: Siempre buscan algo más que hacer, que aprender, algo más de responsabilidad. Son emprendedores y diligentes.

  • Empatía: Es el sentido común a la hora de tratar a las personas. Tienen la capacidad de mantener relaciones interpersonales adecuadas y de estar atentos a lo que ocurre a su alrededor y a cómo se encuentran los demás.

La combinación de estas tres virtudes es muy potente, ya que si falta solo una provocará que el trabajo en equipo sea mucho más complicado. Y ya si faltan dos o las tres, será prácticamente imposible que la persona se adapte a un equipo de alto rendimiento.

Puede parecer exigente o poco realista con la forma que tenemos de trabajar en equipo hoy en día en las organizaciones, aunque quizás, el problema sea el estándar que nos hemos fijado en la mayoría de ellas y las cosas tan extrañas que hemos aprendido a ver como normales.

 

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Claves para formar un gran equipo en el entorno sanitario

 

El impacto de la Inteligencia Emocional en el entorno sanitario

El impacto de la Inteligencia Emocional en el entorno sanitario

Durante el siglo 21 se han sucedido muchos avances en neurociencia y en inteligencia emocional, áreas que nos permiten ser mucho más conscientes de lo que sucede a nuestro alrededor, identificar cómo nos afectan y encontrar caminos para gestionar esos estados emocionales de una forma correcta y saludable.

El papel de la Inteligencia Emocinal en el entorno sanitario

Dentro del sector sanitario, la mayoría de personas que trabajan en él, poseen un puesto de trabajo de riesgo desde el punto de vista emocional, ya que interactúan con personas que están sufriendo, en situaciones con una carga emocional muy intensa y esto nos va erosionando poco a poco, si no sabemos gestionarlo bien.

Como parte importante de nuestra vida, si en el trabajo nos vemos expuestos regularmente a emociones desagradables (ira, miedo, frustración, desánimo, etc), es muy posible que arrastremos dichos estados emocionales a otras áreas de nuestra vida y que poco a poco, vayamos cayendo en una espiral de emocionalidad negativa.

El desgaste emocional y cómo ponerle remedio

Ser conscientes de que sufrimos este desgaste emocional suele ser muy complicado, ya que habitualmente achacamos esas emociones a malas rachas, momentos complicados en el trabajo, picos de tareas o fechas tope que cumplir muy exigentes. Siempre encontramos una justificación para entender por qué nos sentimos tan cansados, tan irascibles y desanimados en algunas ocasiones.

Al no identificar esta situación, es muy complicado que podamos ponerle remedio o buscar ayuda de cualquier tipo a nuestro alrededor, lo que provoca que cada vez nos encerremos más en nosotros mismos y nos vayamos separando cada vez más de nuestra mejor imagen y de nuestro mejor desempeño, incluso llegando a dejar de disfrutar de nuestro trabajo como lo hacíamos hace tiempo.

Recursos que nos ayudan a ser conscientes

Para hacer frente a esta situación necesitamos herramientas, recursos que no nos han enseñado cuándo éramos pequeños y que tenemos que aprender de adultos. Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que las necesitamos, encontrar el sitio adecuado para aprenderlas y luego tener una actitud positiva a la hora de utilizarlas.

El impacto de las emociones negativas

Las emociones negativas impactan 5 veces más que las positivas. Por eso, en muchas ocasiones se hace un esfuerzo desmedido por generar entornos de trabajo saludables y agradables. Porque el impacto de los sentimientos desagradables es mucho mayor y mucho más duradero.

Para combatir esta situación vamos a tener que aprender diversas herramientas que la inteligencia emocional nos ofrece para poder identificar mucho mejor lo que estamos sintiendo en un momento determinado; ser capaces de discernir si me puede ser útil o no en la siguiente tarea que voy a realizar, comprender cuál es su significado y el motivo de su aparición, y finalmente, aprender a gestionar dichas emociones de una forma correcta.