Logra que tu unidad se convierta en un gran equipo

Los dos principales objetivos que debería de tener un equipo tendrían que ser, la productividad por un lado y la satisfacción/disfrute de las personas implicadas por otro.

Para que estos dos resultados puedan producirse, todo el mundo debe de comportarse de una manera determinada, ya que si un solo eslabón de la cadena falla, el trabajo de todo el equipo se irá al traste.

Trabajar juntos y en la misma dirección

Si algo distingue a los equipos que son capaces de conseguir buenos resultados frente a los que no lo consiguen, es su capacidad de trabajar juntos en la dirección correcta. Esto no es nada sencillo, porque además de ser gestionados de una forma determinada, cada miembro del equipo tiene que conocer la cultura del mismo, compartir y vivenciar sus valores y además, ceñirse a una serie de pautas o normas que rigen la marcha del colectivo.

Si importante es descubrir cómo se trabaja dentro del equipo, no menos importante resulta conocer cuál es el rol que debo desempeñar e incluso, en que medida debo de ser flexible para poder intercambiarlo por otro si el equipo lo necesita.

Cuando las personas confían unas en otras, ya no necesitan destinar su energía en protegerse, en dar una imagen que no poseen, en justificar sus errores, etc. Simplemente intentan ofrecer su mejor versión, hacer las cosas lo mejor que saben y pueden y confiar en que todas las personas que le rodean harán lo mismo.

Influencia del clima laboral en la productividad del equipo

Algunos estudios científicos dicen que el clima laboral de un equipo puede influir hasta en un 30% en la productividad del mismo, por eso resulta tan rentable prestarle atención a esta variable.

Si cuidamos de los comportamientos correctos, si fomentamos las buenas prácticas y censuramos las pautas incorrectas, las personas querrán formar parte del equipo porque recibirán mucho más de lo que aportan y sus niveles de engagement se incrementarán y su nivel de fidelización hacia el proyecto se disparará.

Buen liderazgo, normas claras, valores sólidos, flexibilidad y sobre todo, contar con las personas adecuadas, las cuales deben poseer un perfil determinado para poder añadir valor al equipo y anteponer sus resultados a los individuales.

Elegir los prefiles correctos

Por eso, uno de los puntos más importantes será analizar si contamos con los perfiles correctos, ya que para que alguien se convierta en un buen jugador de equipo, va a tener que poseer o desarrollar (aquí tu ayuda puede ser muy importante) tres virtudes fundamentales:

  • Humildad: Personas que carecen de un ego desmedido, comparten el mérito, ponen al equipo por encima de ellos mismos y defienden el éxito como algo colectivo.

  • Hambre: Siempre buscan algo más que hacer, que aprender, algo más de responsabilidad. Son emprendedores y diligentes.

  • Empatía: Es el sentido común a la hora de tratar a las personas. Tienen la capacidad de mantener relaciones interpersonales adecuadas y de estar atentos a lo que ocurre a su alrededor y a cómo se encuentran los demás.

La combinación de estas tres virtudes es muy potente, ya que si falta solo una provocará que el trabajo en equipo sea mucho más complicado. Y ya si faltan dos o las tres, será prácticamente imposible que la persona se adapte a un equipo de alto rendimiento.

Puede parecer exigente o poco realista con la forma que tenemos de trabajar en equipo hoy en día en las organizaciones, aunque quizás, el problema sea el estándar que nos hemos fijado en la mayoría de ellas y las cosas tan extrañas que hemos aprendido a ver como normales.

 

¿Te gustaría profundizar en esta óptica de trabajo en equipo? No te pierdas el módulo del campus FHO:

Claves para formar un gran equipo en el entorno sanitario

 

Miguel Angel Diaz Escoto

Miguel Ángel Díaz es Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia, que decidí especializarme en la dirección y gestión de Recursos Humanos (donde obtuve un Master en Dirección de RRHH y otro en Prevención de Riesgos Laborales). En los últimos años se ha centrado en el mundo de la formación y el desarrollo de personas, ya que cree firmemente que los entornos profesionales deben de ser un sitio dónde las personas ofrezcan su mejor versión y para ello, deben de convertirse en organizaciones saludables.

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