¿Divertirse en el trabajo?

por | Sep 24, 2021 | Blog | 0 Comentarios

Existe un dogma muy extendido que proclama que el trabajo debe ser algo serio, solemne, duro e incluso desagradable.

¿Reírse en el trabajo? ¡Pero usted qué se ha creído!
Eso deberá hacerlo en sus ratos libres, mi querido e ingenuo amigo. Aquí hay que demostrar que somos gente profesional, de paredes grises, procesos cuadriculados y sonrisas escasas.

Como decía Henry Ford, padre fundador de la era industrial,

Sólo cuando el trabajo haya terminado puede llegar el juego. Nunca antes.

Y más aún si nos referimos al mundo médico, donde tratamos con temas tan serios como la salud, la enfermedad, el dolor, la vida y la muerte.

Sin embargo, esta visión tan dramática del trabajo tiene claras desventajas, como el hecho de que fomenta emociones negativas como el estrés, que no sólo pasan factura a la salud (irónicamente, en un campo como el médico), sino que inhiben la creatividad y la toma de decisiones, degradan las relaciones sociales y en definitiva perjudican el propio trabajo.

Por el contrario, sabemos por experiencia que una broma bien afinada puede derretir el hielo en una reunión tensa con un paciente, comunicar una crítica sin herir sensibilidades, o desdramatizar problemas de todo tipo. No es ninguna tontería. Y estas intuiciones se han confirmado en diversos experimentos de laboratorio, en los que un vídeo cómico, un chiste o un juego ha sido capaz, en pocos minutos, de producir efectos sorprendentes: reducción del estrés y de las emociones negativas, aumento de la atracción interpersonal, mayor flexibilidad mental y creatividad…

Empresas divertidas

En los últimos veinte años, numerosas empresas han demostrado con los hechos que es posible combinar el humor con el trabajo.

La línea aérea norteamericana Southwest Airlines, por ejemplo, es célebre por su estrepitosa falta de solemnidad, evidente en sus hilarantes anuncios publicitarios, en sus vídeos de formación interna (en uno aparece el CEO participando en un “rap” sobre la empresa) y en sus legendarias fiestas de “navidad” (que tan pronto se celebran en mayo como en octubre). Durante los vuelos, las azafatas y los pilotos cuentan chistes y bromean con los pasajeros a lo largo del vuelo, relajando los nervios que habitualmente acompañan a los despegues y aterrizajes. Un ejemplo, tomado de las habitualmente soporíferas instrucciones de emergencia:

Este es un vuelo de no fumadores. Si pillamos a alguien fumando, le invitaremos a salir sobre el ala, donde podrán contemplar nuestra película de abordo, Lo que el viento se llevó.

Lo curioso es que, con chascarrillos como estos, los pasajeros realmente prestan atención a las instrucciones de emergencia –un objetivo bien serio, al fin y al cabo. El tono informal y jocoso del trabajo en Southwest no está en absoluto reñido con la “seriedad” en el buen sentido: esta empresa ha mantenido el primer puesto en puntualidad, gestión del equipaje y satisfacción del cliente durante años, convirtiéndose en un gigante de las líneas aéreas y en una de las 10 empresas más admiradas de EEUU en cualquier sector, según la revista Fortune. Y lo mejor es que tiene aviones pintados a modo de ballena

Clowns en los hospitales

El ámbito de la medicina es uno de los entornos profesionales donde ha calado este mensaje con mayor fuerza. El alto nivel de estrés de los profesionales y también de los pacientes y familiares que acuden a hospitales, clínicas y centros médicos significa que, por un lado, el humor tiende a escasear, pero por otro, que hace más falta que nunca.

Es por ello que han surgido en los últimos años experiencias como las asociaciones de payasos de hospital y otras iniciativas como el uso de “carritos de la comedia”, que llevan libros, tebeos, juegos, videos, etc a la habitación de cada paciente. Incluso existe en Estados Unidos la American Association for Therapeutic Humor.

En España, Begoña Carbelo, que fue directora de la Facultad de Enfermería de la Universidad de Alcalá de Henares, ha difundido experiencias de este tipo con publicaciones como su libro El humor en la relación con el paciente, publicada por la editorial médica Masson.

También entre los propios profesionales, el uso del humor comienza a tomarse cada vez más en serio. Y no es para menos. En una investigación del año 2015, se comparó el resultado de dos tipos de música que sonaban durante las colonoscopias que realizaban una serie de técnicos especialistas. En un grupo, los especialistas escogían su propia música (una playlist de música pop). En otro, se reproducía la banda sonora de La Guerra de la Galaxias. Sorprendentemente, quienes escucharon la banda sonora de Starwars realizaron colonoscopias de mayor calidad: en otras palabras, detectaron más pólipos y adenomas. Este resultado indica que introducirse mentalmente en un mundo lúdico de fantasía, “transformar” la realidad objetiva, tuvo un efecto beneficioso sobre una actividad tan crítica como ésta —un efecto que pudo haber tenido consecuencias de vida o muerte.

Bromear sí, pero con cuidado

Evidentemente, el uso del humor en un entorno médico ha de realizarse con sensibilidad hacia la situacion, los pacientes y los familiares presentes. Pero quizás estos últimos también necesitan conocer la importancia del humor para distender el estrés en entornos como éste. En el libro de Begoña Carbelo, se recoge el contenido de un cartel que colocaron unas enfermeras en un departamento de urgencias, que refleja tanto la importancia del humor para estas profesionales como los malentendidos potenciales al emplear el humor en este tipo de entornos:

En el hospital también nos divertimos

Eduardo Jauregui

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